Cuando somos agradecidos postulamos para mayores favores

¿Cuándo fue la última vez que nos postramos de gratitud ante Dios?, esta interrogante nos llama a reflexionar sobre una actitud tan importante que debemos realizar de forma constante y que no todos lo hacen. Se trata del agradecimiento hacia aquel que nos dio la vida y que nos da más abundantemente de lo que imaginamos.

La gratitud es un valor fundamental en la vida de los seres humanos, aunque es terrenal también es espiritual, porque todo lo que tenemos viene de parte de Dios. El agradecimiento se demuestra y debe ser un estilo de vida de todas las personas. Esta acción nos impulsa a la adoración a Dios, a alabarle y exaltar su nombre.

“Den gracias a Dios en toda la situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. 1 Tesalonicenses 5: 18

Dar las gracias aumenta nuestra fe y nos llena de gozo, este es el perfil de una persona agradecida, mas aquella que no practica esta actitud de agradecimiento, sino mas bien es ingrato ante los regalos de Dios, constantemente maneja un lenguaje de queja y la amargura se apodera de su vida, no dejando ver las bendiciones que el Señor le ha regalado.

Anteriormente los pastores de ovejas escribían en sus varas todo lo que Dios hacía por ellos,  cuando llegaban los momentos difíciles levantaban sus varas y leían todas las bendiciones recibidas, lo que les llevaba a recordar con gozo esos momentos y adoraban y agradecían a Dios.

Recordamos también cuando Jesús sanó a 10 leprosos y solo uno de ellos se postró ante Él para darle las gracias, Lucas 17:11. Esta es la actitud que debemos tener todos, así como lo hizo este hombre que fue sanado, así debemos postrarnos día a día ante Dios.

“Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre». Salmos 100: 1-4

Por Andreina Fersaca