Creado para agradar a Dios

Agradar a Dios se conoce como adoración. El propósito primario de la vida debería ser agradarlo, que todo lo que hagas para complacer a Dios sea un acto de adoración. Así como el diamante, la adoración tiene muchas facetas, se trata de un estilo de vida.

Cuando adoramos, nuestro objetivo debería ser complacer a Dios, no a nosotros mismos, adorar tiene sus beneficios; pero no adoramos para sentirnos bien, sino para glorificar a nuestro Creador y complacerlo.

“El Señor se complace en los que lo adoran, en los que confían en su gran amor”, Salmo 147:11.

La adoración no es lo que hacemos con nuestros labios; es lo que hacemos con nuestra vida. Todos los cantos, las oraciones y las alabanzas son en vano si no van unidas a un cambio y compromiso personal. No hay lugar para espectadores en la adoración. La adoración pasiva es una incongruencia, pues la verdadera adoración es ofrecer nuestra vida para agradar a Dios.

Dios sonríe cuando lo amamos por encima de todo, cuando confiamos en Él completamente, cuando lo obedecemos de todo corazón, cuando lo alabamos y le manifestamos una gratitud continua y cuando cumplimos sus propósitos.

Lo que Dios más quiere de nosotros es que tengamos comunión con Él, porque te ama de todo corazón y desea, en reciprocidad, que tú también lo ames. El anhelo de Dios es que lo conozcamos y que pasemos tiempo de calidad con Él, este debería ser el mayor objetivo de nuestra vida. No hay ninguna otra cosa que tenga tanta importancia.

Jesús dijo:”Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con tu alma y con toda tu mente… Éste es el primero y el más importante de los mandamientos”, Mateo 22:37-38

“Agradamos a Dios por lo que hacemos y no solo por lo que creemos”, Santiago 2:24

La palabra de Dios nos dice claramente que no podemos ganarnos la salvación. La salvación es por gracia, no por ningún esfuerzo de nuestra parte. Pero como hijos de Dios podemos agradar a nuestro Padre celestial mediante la obediencia.

Dios está buscando personas como Noé: personas dispuestas a vivir para agradarlo. La adoración como estilo de vida es la única manera sabia y sensata de vivir

Por Andreina Fersaca

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