Costa Rica y Nicaragua blanco de oraciones

Tiempo de paz, libertad y restauración es la declaración que está haciendo el pueblo de Dios por Nicaragua y Costa Rica. Líderes cristianos han manifestado públicamente su solidaridad con el pueblo nicaragüense por la situación de violencia que está viviendo dicho país. Mientras que Costa Rica se encuentra en un período de transición política.

Casi 100 heridos y 10 personas fallecidas ha sido hasta ahora el resultado de las protestas en Nicaragua en contra de las reformas a la seguridad social aprobadas por el Gobierno. La Alianza Evangélica Nicaragüense emitió un comunicado en el que lamentan los hechos que están dejando familias enlutadas.

 “Apelamos y animamos, a las autoridades que correspondan, a realizar las situaciones necesarias para atender la situación que estamos viviendo como pueblo, y en aras de la estabilidad de nuestro país”, dicen en el comunicado.

Unión

Las secuelas de la contienda política que vivió Costa Rica aún están evidenciadas, tomando en cuenta que el cristianismo fue el blanco de las discusiones; por esta razón el pueblo se reunió en el Estadio Nacional para orar por esta nación bajo un evento llamado “Por la Sanidad de Costa Rica”, organizado por varias organizaciones y ministerios como Unión Radio, Enlace y la Federación Alianza Evangélica Costarricense. En el lugar la banda guatemalteca Miel San Marcos ofreció un concierto que fue de bendición.

“…Jesucristo está sobre toda Costa Rica. Declarándole a Él como el único Dios verdadero, como el único Señor, el único sanador y el único y absoluto redentor de nuestra patria”, dijo el pastor y profeta, Ronny Chaves.

Por Nicaragua

Las oraciones por la crisis política-social que atraviesa Nicaragua se realizaron en total acuerdo, declaran la paz en esta nación y cese de la violencia.

 “Hoy bendecimos Señor, sus vidas. Nicaragua desde Costa Rica enviamos una palabra de libertad, de paz y de restauración en el nombre poderoso de Jesucristo, del hijo de Dios viviente. Amén”, clamó el pastor Edgar Herrera.

Por Andreina Fersaca