La persecución en Corea del Norte y Afganistán es bastante diferente, aunque el nivel de persecución es extremo y las puntuaciones de los dos países son muy parecidas. Corea del Norte lidera la Lista Mundial de la Persecución por el 16º año consecutivo y su principal fuente de persecución es el gobierno y la paranoia dictatorial. El país tiene dos ideologías como base. Una es llamada «Juche», que básicamente dice que el hombre es autosuficiente.
La otra es «Kimilsungism», el culto a los líderes que son entidades poderosas y gobiernan Corea del Norte. Para los norcoreanos no hay derecho a la libertad de pensamiento, religión, expresión e información, y eso afecta fuertemente a la iglesia: los cristianos enfrentan niveles de presión extremos en todas los ámbitos de la vida, combinados con alto grado de violencia y castigos. Los 300 mil cristianos en Corea del Norte son vistos como traidores del Estado.
SIN LIBERTAD Y PAZ
Por otro lado, en Afganistán, hay una situación opuesta: no hay un gobierno en el control de la nación. El país es inestable y marcado por el extremismo islámico. Los afganos no experimentan libertad y paz desde hace siglos. Los extremistas luchan contra las tropas del gobierno afgano y atacan a las minorías. Grupos como el Talibán y el Estado Islámico demostraron su poder en una ola de ataques en 2016.
Además, la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos, en 2015, enumeró a la nación como una de las que más viola a los derechos humanos. Otro agravante es que la población afgana vive un islamismo conservador que no respeta otras creencias. Oficialmente, no hay cristianos en este estado, donde 99% de la población es musulmana, a excepción de los militares internacionales, diplomáticos y trabajadores de ONGs (que, en algunos casos, viven la vida cristiana en cuarteles militares seguros). Los cristianos indígenas (principalmente los ex musulmanes) se ocultan lo máximo que pueden.
Es importante resaltar que la persecución en los dos países está presente en todos los ámbitos de la vida del cristiano. Sea en el ámbito privado, como familiar, social, nacional y eclesial (que en este caso para los dos países, la existencia de una iglesia es totalmente prohibida). La pequeña diferencia que hace Afganistán estar en la segunda colocación es que la incidencia de violencia física es ligeramente menor. Además el hecho de que en los campos de trabajos forzados en Corea del Norte, donde los prisioneros son mantenidos en situaciones deplorables, hay unos 50.000 cristianos.
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Fuente: puertasabiertasal.org