Los hijos de Dios deben estar dispuestos a ayudar al prójimo cuando está pasando por algunas situaciones difíciles como problemas financieros, laborales, de salud, en la iglesia o en el matrimonio; este último es muy doloroso para los esposos y tal vez muchos piensan que no es conveniente intervenir.
Este concepto de no inmiscuirse en problemas matrimoniales está errado, porque como cristianos debemos aplicar la misericordia y la compasión, ayudar a salvar familias que están al borde del despeñadero, y si en nuestro entorno cercano conocemos a alguien que esté pasando por una situación difícil, lo mejor es activarse y no hacerse la vista gorda.
“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. Romanos 12:15
¿Qué puedo hacer para ayudar?
- Ora por él y con él
Lo primero que puedo ofrecer es apoyo en oración. Y esto debe ser de manera continua. Orar por él, pero también procurar la forma de orar con él.
La intercesión es un gran ingrediente en la búsqueda de solución a los problemas matrimoniales. Busca un tiempo y lugar apropiado y ora con uno de ellos, y si puede con ambos, mejor.
- Compártele la Palabra de Dios
Lee la Biblia con uno de ellos o, si puede, con la pareja. Busca instrucciones y promesas apropiadas para la ocasión y compártelas con la persona. Deja que la Biblia hable en esta ocasión. Usa una versión popular, será más clara para que la persona entienda lo que la Escritura dice al respecto.
- Acércale a otras personas
Otro aspecto importante es que las personas con problemas matrimoniales están desanimadas y tienden a aislarse. Tú puedes ayudarle animándole a participar del culto o de una reunión hogareña de tu iglesia. La oración y la predicación o estudio bíblico le orientarán y alentarán en su búsqueda de una solución.
- Escúchale con atención
Las personas que pasan por estos problemas necesitan ser escuchadas. Escucha al que sufre y permite que la persona se desahogue, presta tu hombro incluso para que llore. Esto finalmente le provee esperanza.
Evita ponerte a favor de un cónyuge en contra del otro. No tomes partido por ninguno, ni hables mal ni critiques a nadie. Enfatiza más bien el hacer lo correcto, y el hacer lo que dice la Escritura. Los que pasan por esta situación cada día le dan cabida al enojo y quieren enfrentar el problema destructivamente.
- Mantente confiable
Mantén la ética. No estés comentando el problema o lo que escuches del afectado con otras personas. Esto no ayudará a que el problema se solucione, y hará que ellos se desanimen más de lo que están.
“Sobrellevaron los elementos de las cargas de los otros, y cumplieron así la ley de Cristo”. Gálatas 6:2
Por Andreina Fersaca