En la Biblia encontramos diferentes enseñanzas sobre la generosidad y la importancia de dar y compartir con otros de lo que Dios nos ha provisto. C.S. Lewis definió al cristianismo como “una forma de dar”. A través de Jesús, Dios derramó su generosidad a nuestro favor (Juan 3:16) y como hijos de él, somos llamado a responder con generosidad hacia nuestro prójimo. ¡Reflejemos a Dios a través de la generosidad!
Veamos cómo podemos poner en práctica la generosidad y de esta manera reflejar el amor de Cristo:
Obra siempre con generosidad:
La generosidad no es algo que debamos de realizar de forma ocasional, es una forma de vivir. A diario nos encontramos con personas que necesitan nuestra generosidad, ya que en nuestro mundo actual somos confrontados con muchas personas que viven en extrema necesidad. Somos conscientes de la gran necesidad que se vive tanto a nivel local como global. Por esto, el Señor nos invita a que nos sostengamos unos a otros mediante el dar con generosidad.
“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. 1 Juan 3:17-18
Muestra generosidad con todos:
Jesús nos llama a ser generosos con todos: “A cualquiera que te pida algo, dáselo”. Esta es una verdadera actitud de generosidad, sin esperar nada a cambio. El Señor también nos exhorta a ser generosos con nuestros enemigos: “Amen a sus enemigos… Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra; y si alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa” .
Una vez más, Jesús nos llama a imitar la generosidad de Dios “Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados. Sean compasivos, así como su Padre es compasivo”.
Parece difícil mostrar generosidad con aquellos que nos han hecho mal, pero Dios nos llama no solo a perdónalos sino también a bendecirlos. Jesús nos dejó un gran ejemplo de ello, hasta su muerte recibió un injusto castigo, el trato más cruel que una persona pudiera recibir y aun así pidió perdón por ellos.
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”. Mateo 5:43-45
Muestra generosidad como Dios:
Dios ha mostrado su generosidad con la humanidad desde el inicio de la creación. Antes de crear al hombre y a la mujer ya había provisto todo para asegurar que vivieran con todo lo esencial para su vida en la tierra. Creó un ambiente propicio, con agua, plantas, animales y todo lo que necesitan las personas para vivir y desarrollarse sanamente.
Nuestro llamado es a practicar la generosidad con todos, así como Dios la muestra diariamente con nosotros. Pues todo lo bueno que hay en nuestra vida proviene de él, por más de que nos esforzamos, él es quien nos da la fuerza y la salud para levantarnos cada día y cumplir con nuestras responsabilidades.
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Santiago 1:17
Por Rossmary Valladares