Cómo renunciar a la angustia con la Palabra de Dios

Angustia

En algún momento todos hemos pasado por momentos de angustia, donde nuestro corazón se abruma y nos preguntamos la razón de eso que estamos sintiendo. Pero es en esos momentos donde debemos abrazarnos al Padre Celestial y a su Palabra, que nos ha sido entregada y confiar en su bendita y perfecta voluntad. ¡El Señor siempre está en control de todo!

La Biblia nos deja una gran enseñanza a través de la historia del Rey David, quien fue un hombre conforme al corazón de Dios, sin embargo eso no impidió que él estuviera batallando una y otra vez contra todos aquellos que se levantaban para detener su llamado.

Iniciando con el Rey Saúl, el cual se llenó de celos por la fama que David alcanzó después de vencer a Goliat, tanto así que hasta un cántico le hicieron. Cerca de los trece años David vivió en una constante persecución y en una de ellas cuando estaba en la cueva con la oportunidad de librarse de Saúl. En medio de su angustia y preocupación él suplicó a Dios y le pidió su ayuda y misericordia para ser librado, pero su mayor oración era ser librado del espíritu de angustia y que el Altísimo fuera su camino para poder salir victorioso de esa situación.

En diferentes salmos, David también declara que se sentía una persona sin refugio y solitaria porque sentía que a nadie le importaba su vida. Sin embargo, David proclamó a Dios y exclamó con su boca: “Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”, Salmos 142: 1-4.

En medio de nuestra angustia nosotros también podemos proclamar estas mismas palabras a Jesús e invitarlo a sacar de nuestro corazón cualquier angustia, afán, preocupación que quiera quedarse en nuestra vida. Mientras más conozcamos al Señor, más vamos a poder confiar en Él. Por consiguiente, debemos procurar que nuestra relación con el Señor Jesús crezca, por medio de la lectura de la palabra, la oración en intimidad y obrando por fe.

Medita en estos versículos bíblicos:

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”. Mateo 5:4

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Juan 14:27

“Desde la angustia invoqué a JAH, Y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso”. Salmos 118:5

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Santiago 1:6-7

Por Rossmary Valladares

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