La respuesta típica al sentirnos ofendidos es enojarnos y tomar represalias sin tomarnos el tiempo de pensar en nuestras acciones. Esto puede demostrar nuestra inmadurez y falta de autocontrol. Creemos erróneamente que reaccionar a la defensiva de inmediato es la mejor manera de abordar la situación, centrándonos más en confrontar a la persona que nos ofendió que en abordar la ofensa en sí.
La Biblia nos enseña que debemos responder a las ofensas de manera amorosa y pacífica. En Mateo 5:39, Jesús nos dice: «Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra». Esto significa que debemos tratar de no devolver el mal por el mal, sino mantener una actitud de perdón y compasión hacia aquellos que nos ofenden.
En Proverbios 15:1 también se nos aconseja: «La respuesta amable calma el enojo, pero la palabra hiriente enciende la ira». Esto nos recuerda la importancia de responder con amabilidad y comprensión, en lugar de dejarnos llevar por la ira y la venganza.
En Romanos 12:17-19, se nos exhorta a no tomar venganza por nosotros mismos, sino dejar espacio para la ira de Dios: «No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, queridos hermanos, sino dejen lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor».
La Biblia nos enseña a perdonar, responder con amor y paciencia, y confiar en que Dios se encargará de la venganza.
Versículos Bíblicos sobres la ofensa
Mateo 18:15-17 – «Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o dos más, para que toda acusación se base en el testimonio de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, díselo a la iglesia; y si también desoye a la iglesia, considéralo como un gentil o un recaudador de impuestos».
Proverbios 19:11 – «La prudencia del hombre le hace paciente, y su gloria es pasar por alto una ofensa».
Efesios 4:31-32 – «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo».
Colosenses 3:13 – «Soportaos unos a otros y perdonaos si alguno tiene queja contra otro. Así como Cristo los perdonó, también hacedlo vosotros».
Proverbios 17:9 – «El que cubre la falta busca amistad, pero el que la divulga, separa a los amigos».
Lucas 17:3-4 – «Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces vuelve a ti diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo».
1 Pedro 2:23 – «Cuando lo insultaban, no respondía con insultos; cuando sufría, no amenazaba, sino que encomendaba su causa al que juzga con justicia».
En este día, es importante reconocer nuestras imperfecciones para que podamos experimentar plenamente la abundancia de sus bendiciones. A través de la oración, deja ir cualquier amargura persistente por alguna ofensa que te hicieron. Recuerde siempre que un corazón lleno de resentimiento y dolor puede causar daño y sufrimiento, así que permanezca firme en la oración para lograr un cambio en su vida.
Por Rossmary Valladares