La Biblia enseña sobre las emociones en diferentes pasajes, instruyendo a los creyentes a cómo manejar y expresar sus emociones de manera saludable. Por ejemplo, en Efesios 4:26-27, se nos instruye a no permitir que la ira nos controle y a resolver rápidamente cualquier conflicto que podamos tener: «Airaos, pero no pequéis¸ no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Es importante recordad que las emociones no desaparecerán, siempre existirán. No debemos sentirnos culpables por ellas, sino que debemos manejarlas en la dirección correcta.
En otro pasaje, Filipenses 4:6-7, nos dice que no nos preocupemos por nada, sino que oremos y confiemos en Dios en todas las situaciones: «Por nada estén afanosos, sino que sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Estos versículos ejemplifican cómo la Biblia aborda las emociones y nos enseña a confiar en Dios en medio de nuestros diferentes sentimientos, en este caso la ansiedad que se ha vuelto tan mencionada. Las emociones no tienen nada de malo, siempre y cuando sepamos tenerlas bajo control.
Jesús experimentó emociones
Jesús cuando vino a la tierra se hizo como uno de nosotros. Era completamente hombre y completamente Dios. Experimentó todas nuestras emociones, pero no pecó. ¿Cómo evitó pecar? Porque no cedió ante los sentimientos mal ubicados. Las Escrituras revelan a Jesús expresando enojo, tristeza y frustración, entre otras emociones. En cada caso, observamos una relación cada vez más profunda y cercana con su Padre Celestial.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según semejanza, pero sin pecado”. Hebreos 4:15
El problema no reside en las emociones en sí mismas, sino en cómo elegimos reaccionar ante ellas. Es crucial tener en cuenta que nuestras emociones son una creación de Dios. Nos diseñó con la capacidad de pensar y sentir.
¿Cómo evitamos dejar llevarnos por nuestras emociones?
Como creación de Dios estamos diseñados para experimentar emociones. Las emociones en realidad son necesarias y útiles. Sin embargo, si le damos rienda suelta a las emociones, crearán problemas que harán que nos desviemos de la voluntad de Dios. Por eso, cuando sintamos que las emociones nos sobrepasan, debemos dejar que el Espíritu Santo que mora en nosotros nos dirija a hacer lo correcto en todo tiempo. Entre las cosas que podemos eleigir hacer están:
Orar: La Biblia nos anima a llevar nuestras preocupaciones y emociones delante de Dios en oración. Cuando nos sintamos abrumados por nuestras emociones, podemos buscar a Dios en oración y confiar en que Él nos dará consuelo y fortaleza, ya estemos pasando por momentos de tristeza, enojo, decepción, Él estará ahí.
Meditar en la Palabra de Dios: La Biblia es una fuente de paz y consuelo en medio de nuestras emociones. Al profundizar en la Palabra de Dios, podemos encontrar palabras de aliento y promesas que nos ayudarán a enfrentar nuestras emociones de manera positiva.
Confiar en la soberanía de Dios: Aunque nuestras emociones pueden parecer abrumadoras, podemos confiar en que Dios tiene un plan para nuestras vidas y que Él está en control de todas las cosas. Recordar la soberanía de Dios nos ayudará a manejar nuestras emociones con paciencia y confianza.
Recuerda que los sentimientos forman parte del alma, que se dice está compuesta por la mente, la voluntad y las emociones.
Por Rossmary Valladares