Cuando nos encontramos en medio de una situación difícil, pareciera que todo lo que nos rodea se torna oscuro. Pareciera que los enemigos saben lo que nos pasa y se ensañan con nosotros. En el fondo queremos pelear la batalla de la fe en oración, pero pareciera que hay una enorme barrera que no permite su llegada hasta el trono de la gracia.
Creo que todos hemos pasado por momentos de desánimo de no querer avanzar, nos sentimos sin fuerzas, abatidos y sin esperanza ¿te ha pasado? Es más común de lo que imaginamos. Pero si hay algo que en esos momentos nos puede sostener es la fe en nuestro Padre Celestial.
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”. Este tipo de situaciones sin duda nos ayudan a fortalecer nuestra fe y a levantarnos sea la situación que sea. Luego que experimentamos repetidamente el desánimo, llega el momento en que es fácil confiar que al final de ese camino está el Señor esperándonos y diciéndonos: “Lo lograste, pudiste levantarte”.
“¡Enemigos míos, no se regodeen de mí! Pues aunque caiga, me levantaré otra vez. Aunque esté en oscuridad el Señor será mi luz”. Miqueas 7:8
Aquí Miqueas sabía que aunque cayera muchas veces, por medio del Señor y la fortaleza que a través de él podía obtener, se iba a levantar otra vez. Además nos deja saber, que siempre habrá una luz al final que nos recibirá de nuevo con amor. Por lo tanto, no te desanimes, no te desesperes si no llega la respuesta que tanto esperas, aunque parezca que el Maestro se ha olvidado de ti, está esperando que fortalezcas tu fe y logres pasar cada prueba del camino.
También podemos meditar en la historia del rey David, la Biblia nos da un ejemplo sobre la importancia de ser sensatos en esperar la voluntad de Dios. En Samuel 12:15-23, vemos que aunque David rogó a Dios por la vida del hijo que tuvo con Betsabé, Dios no sanó al niño. David tuvo que aceptar la voluntad de Dios y no permitió que el desánimo se alojara en su vida.
Aun cuando David oraba con fe porque sabía que sólo Dios podía sanar a su hijo, sin embargo dentro de los planes de Dios no estaba responder favorablemente las súplicas de David.
Saber esperar el tiempo de Dios es tan importante en todo lo que hagamos, a medida que pongamos toda nuestra confianza en el Señor y no en los hombres evitaremos caer en el desánimo.
Así que alimenta tu fe y tu relación con el Señor y no le des cabida al desánimo en tu vida, lo que Dios tiene para ti siempre será mejor de lo que esperas. “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes, dice el Señor. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29: 11
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