La vida cristiana está fundamentada en una promesa, y esa fe que profesamos está anclada en la espera paciente de esa promesa que Dios hizo a sus hijos. Hoy podemos decir que tenemos esperanza porque creemos en esa promesa. Nuestro Padre es el gran hacedor de promesas, las cuales podemos encontrar en toda su Palabra.
Cuando leemos y estudiamos nuestras Biblias descubrimos una lista de promesas que nos fortalecen en las situaciones difíciles de la vida, mientras esperamos por la promesa más grande que Él nos ha dado: Él regresará nuevamente y nos llevará para estar con Él por toda la eternidad.
“Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.” Salmo 27:14
Tal vez hoy estás enfermo o tienes un familiar enfermo, a lo mejor estás desempleado esperando un trabajo que te ayude a proveer a tu familia, un problema en tu matrimonio en el que piensas que no hay otro remedio que la separación.
Cuando la espera en las dificultades se hace eterna ante nuestros ojos es porque muchas veces desconocemos el propósito del Señor en nuestra situación. Pero cuando todo pasa y en medio del proceso nos refugiamos en nuestro Dios y esperamos en Él, podremos ser capaces de ver posteriormente grandes milagros y seremos un instrumento poderoso en las manos del Señor.
“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” Isaías 40:31.
Muchos no tenemos la capacidad de saber esperar, sin embargo, si esperamos en el Señor, podremos decir como el salmista “Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de Él es mi esperanza”. Salmo 62:5. “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio” Hebreos 3:14.
¿Has sentido ante una dificultad que Dios no te oye? ¿Parece que esperas y no hay respuesta a tu oración? Hoy el Señor te recuerda que si hay algo seguro en esta vida es que lo que prometió eso se cumplirá sin falta: “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará” Habacuc 2:3.
Así que, “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió” Hebreos 10:23. El salmista David también sabía que en algunos momentos podía parecer que Dios tardaba un poco, pero al final de todo el proceso siempre mostraba Su fidelidad.
Por Rossmary Valladares