Carlos Cáceres, una vida signada detrás de las seis cuerdas

Carlos Cáceres

Carlos Cáceres y su guitarra. Un idilio que comenzó desde muy chico y que parece no tener fin. Cultor del bajo perfil, pero que a fuerza de un gran talento para ejecutar la guitarra, se convirtió en una de las piezas más codiciadas por varias bandas que integró, pero también por aquellas que, al menos, lo pudieron tener en un set de grabación.

Por ahí transita Carlos Cáceres, «Hermo», para los amigos y colegas, un hombre que impone respeto tras las cuerdas, pero que hace de su cordialidad una marca registrada, convirtiéndolo en un músico querido.

 ¿Cuál fue el origen de tu amor por la música, en particular, por la guitarra?

Mi mamá compro una guitarra de juguete y una pandereta cuando tenía 2 años. La guitarra, era para mi hermano, pero al final yo me quedé con ella y mi hermano con la pandereta. Desde ahí en adelante no solté más el instrumento. Podría decirse que la guitarra me eligió a mí en vez de yo a ella, o mejor aún, Dios me dio el don de la música antes de saber hablar.

¿Cómo fuiste desarrollando ese talento innato, hasta convertirte en uno de los máximos referentes de la música cristiana de la Argentina?

Tocando en iglesias desde que tengo 4 años. A los 12 o 13, un amigo llamado José Gómez me dio la oportunidad de grabar guitarras y percusiones con una Roland sp20 en un disco que él estaba produciendo. Ahí supe que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida. Después estudié casi 7 años en un conservatorio de música clásica, además de seguir estudiando de forma autodidacta el jazz y el blues.

¿Se podría decir que integrar DiosNosLibre fue un punto de inflexión en tu carrera? ¿Qué otras bandas que integraste te marcaron?

Sí, totalmente. Imaginate ser parte de una banda y grabar el disco y de pronto te ves nominado como mejor banda de música religiosa a los premios Carlos Gardel, fue algo que realmente me sorprendió y abrió muchas puertas. Con DiosNosLibre tocamos por todos lados. Hasta llegamos a telonear a Switchfoot en el Groove de Palermo, una banda tremenda que hizo canciones para películas mundialmente conocidas. También tocábamos junto a Rescate, Kyosko, Año Cero, Paraíso Urbano y un largo etcétera.

Conocí a Marcelo Mollo a raíz de haber grabado con Tiempo Cumplido, en su estudio, y al poco tiempo me contrató para grabar «A la Luz, Parte Uno». Después, Marcelo me presentó a Hernán Tofoni, el día de la presentación del disco en Unión e benevolenza. Para mí, ese fue el día que se fundó DiosNosLibre. Yo fui uno de los primeros junto a Marcelo, Hernán y Octavio Ludi. Grabé casi todas las guitarras del disco.

Marcelo fue un músico de mucha influencia para mí; por medio suyo conocí a Miguel Kircos, con quien grabamos «Amor Espiritual». Presentamos el disco en la Asociación Armenia y en varios lugares más, como el Hard Rock Cafe de Buenos Aires. También tocamos en el teatro Niní Marshall con él y con el pastor Rubén Alberto, para quien grabé todas las guitarras de su disco.

Por esos años, participé y grabé con innumerables artistas como Gabriel Messina, Anyu («Hasta alcanzar tu amor», junto a Gabriel Morrone), Alejandro Mesa, Jessica Rojas, Marcos Llanes y por otro lado estaban un montón de grabaciones que íbamos realizando en el estudio de Marcelo Mollo, para varios cantantes y bandas: Bitia Olalla o los discos de Gustavo Labanowski, por ejemplo, con canciones del rock nacional argentino, como «Tres Agujas», de Fito Páez, en la versión del «Flaco» Spinetta.

En el ámbito cristiano, otro buen guitarrista, Hernán Fernández, que había pasado por DiosNosLibre, me convocaba como sesionista en vivo para distintos artistas como, por ejemplo, Emanuel y Linda Espinosa. Toqué para ellos con Rescate, Rojo y Marcos Witt, ante 240.000 personas en el parque temático Tecnópolis, en el Vitae Fest. Era un mar de gente eso. También con Redimi2 y un montón de bandas y solistas.

Hablemos de tu carrera como productor y compositor

Empecé a producir pistas y mis primeros discos como a los 17 años. Me llamaban rápidamente porque clonaba las pistas que me pedían. A esa altura era sabido que tocaba varios instrumentos. Cuando empecé en Tiempo Cumplido, que fue la primera banda en la que empecé a tocar profesionalmente, Claudio Martínez sabía que me gustaba producir, así que produjimos y compusimos algunas canciones para la banda. Cuando llegué tocaba Héctor Portillo; yo empecé a producir y a arreglar canciones que él tenía y algunas que había compuesto yo para el primer disco de Extasis.

Después, cuando armamos DiosNoLibre y grabamos el videoclip de la banda, empecé a tener otra exposición y ahí conocí a Miguel Kircos, y empezó una seguidilla de trabajos para Pablo Rosasco, Mariano Álvarez, Gabriel Morrone, Gabriel Messina, Federico Lepré, Alejandro Mesa, Jessica Rojas, David Rastone, Jorge Blanco y Leandro Amarilla, entre muchísimos artistas más, y la producción de la canción «Cada mañana», de Fares, la cual también se hizo el video. Luego el mismísimo Miguel empezó a cranear su disco, y empecé a producir y componer «El Sol de tu Amor«, para el disco Amor Espiritual. Obviamente grabando la mayoría de la guitarras del disco también, además de participar en el videoclip.

Era solo cuestión de tiempo para que la trascendencia de Cáceres atravesar las fronteras de la Argentina. Por eso, su presente está en los Estados Unidos, donde muestra una ductilidad notable al adaptarse a estilos que le eran ajenos en su pasado musical más reciente.

¿Cómo surgió la posibilidad de emigrar?

Conocí a Gabriel Morrone a través de Miguel Kircos, y empezamos a componer y grabar el disco de Anyu, su esposa. Ellos vivieron en los Estados Unidos varios años, y me propusieron visitar La Roca Firme, en Miami, la cual me extendió una invitación para conocerme ya que ellos le hablaron de la producción de las canciones del disco de Anyu, y de la Iglesia Encuentro con Dios y varias bandas. En Miami conocí a Isber Reyes, que es productor de videos. Después vino la pandemia, Isber conoció en una Iglesia en la cual estaba colaborando a Yoandis Lores, quien se convirtió al Señor hace un tiempo. Él es parte del Clan 537; ellos son conocidos como Baby Lores e Insurrecto, un dueto de Música Urbana Cubana con mucha influencia en Cuba y en Miami.

En medio de la pandemia en Argentina yo empecé a producir bases de música urbana. En ese momento, sin saberlo, de lo que sería hoy el disco Apocalipsis, que se lanzó el año pasado. Yo produje las bases de muchas canciones de ese disco. Mientras yo producía la música estando en la Argentina, Lores las iba guardando para futuras composiciones. Es así que cuando se juntaron para hacer volver lo que sería el Clan 537 le compusieron letra y música junto a Leandro, conocido como Insurrecto. Por eso aparezco en todos los videos de las canciones, como «Libertad y Amén«, junto a artistas como Descemer Bueno, Amaury Gutiérrez, Eddy K, Trueno Aguilera (que se convirtió al Señor hace poco), El Uniko, y tantos otros. Además yo empecé a grabar guitarras para canciones que Lores grababa con artistas como El Chacal, Yomil y el Dany, mientras estaba acá en la Argentina.

¿Qué futuro se avizora para tu carrera?

Tengo pensado hacer cosas con Gabriel Messina y Fares, también con Leandro Amarilla y Jorge Blanco. Marcos Llanes también está en la lista. Con Marcelo Mollo, seguramente hagamos algo juntos, pero por ahora estoy en los Estados Unidos a la espera de lo que el Señor decida por medio de las autoridades de este país. A través de la compañía de Baby Lores estoy tratando de hacer los papeles para, si Dios lo permite, poder quedarme acá. Tengo muchos más proyectos por delante, pero todo está a la espera de que se resuelva esta Visa.

En todo está incluido el Señor, Él es primero en mi vida, en este tiempo me he aferrado a Él más que nunca. Muchos hombres de Dios en la Biblia han pasado por la experiencia de emigrar. Los que la pasamos sabemos que es difícil, no tener a tus hijos y a tu esposa de toda la vida cerca es algo que duele mucho, y que te lleva a depender de Dios en lo absoluto. Con Naty, mi esposa, oramos más que nunca y le pedimos a Dios que cumpla su propósito en nuestra vida, que se haga su voluntad. Confío en el Señor que me guiará a mí y a los míos en cada paso que estamos dando en todo esto y que se hará Su voluntad. Estoy agradecido a Dios por todo lo que ha pasado en mi vida. Dios ha sido bueno, que sea bendecido Su Nombre para siempre.

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