Belén Majorel: «La culpa y la vergüenza no me permitían volver a Dios»

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En esta breve reseña, Belén Majorel habla de aquellos inicios como integrante del coro de su iglesia, del proceso que desembocó en la trágica decisión que la llevó a practicarse un aborto, hasta este presente que la encuentra con un trabajo discográfico que marca su debut en los anaqueles cristianos.

“Desde chica estuve involucrada en la música”, cuenta Belén. “Integré el coro de mi iglesia cuando niña, cosa que era un poco extraño porque yo siempre fui tímida. Sin embargo, la música me llevó por esos lugares al principio. Luego de haber participado en varios eventos musicales eclesiásticos, en el 2000 quise conocer un poco más de cerca el ámbito artístico, fuera del circuito de la iglesia, así que me inscribí en unos torneos bonaerenses y, para sorpresa mía, lo gané. Eso fue en Tandil, ciudad donde vivo desde chica. Recuerdo perfectamente el temor que sentía porque luego de ver al resto de los concursantes moverse en el escenario con tanta naturalidad, yo estaba allí, con una vestimenta sencilla y estaqueada cantando una canción cristiana, donde solo se me movían los músculos de mi cara para cantar. Yo solo cerré los ojos y le dediqué esa canción a Dios. El auditorio, increíblemente, estaba en silencio, escuchando. Para mí, fue un regalo de Dios. Jamás me hubiera esperado ganar ese certamen”.

No todo fue color de rosas para Belén, ya que luego de esos inicios en los que se presagiaba una notoria carrera artística, abandonó los caminos de Dios por circunstancias que, hoy, a la distancia, Belén entiende que se debió a cierta falta de madurez espiritual, y lo reconoce sin sonrojarse. “Mirar al hombre me hizo correr del lado de Dios. Esa inmadurez mía no me dejó ver que Dios no tiene la culpa de lo que hacen sus hijos, y me terminé alejando de Él. El precio que pagué fue alto. Caí en la bulimia, sentía que me autodestruía de a poco. Llegué a no saber dónde estaba parada, producto de todo este desajuste alimentario que hasta había afectado a mis neuronas. La depresión de ese tiempo hasta hizo cruzar por mi mente algunos pensamientos suicidas. Toqué fondo, literalmente, pero no fue hasta que asumí que estaba enferma y comencé el tratamiento, que pude mejorar y recuperarme.”

A pesar de su recuperación, Belén no había regresado a los brazos de Dios, sino que continuó su vida, involucrándose de lleno en su formación artística y académica e iniciando, luego, un período de docencia en el canto. Su vida parecía normalizarse, pero cuando la tragedia golpeó las puertas de su familia, no pudo asimilarlo y comenzaron nuevamente las crisis que la llevaron nuevamente a ver a Dios desde lejos. “Tras el trágico fallecimiento de mi abuela, me enteré que estaba embarazada. El miedo se apoderó de mí y estando de tres meses, decido no tener ese bebé. No estar en Cristo me hizo tomar la terrible decisión de abortar. A pesar del consejo de dos personas allegadas que me decían que no lo haga, yo insistí con que era mi decisión. Conseguí el dinero y mintiéndole a mi familia, me fui a la ciudad de Olavarría a practicarme el aborto. Es indescriptible la sensación luego de hacer semejante acto. Recuerdo haber salido del consultorio tambaleando por el efecto de los sedantes. Mi amiga estaba ahí, esperándome, triste por la decisión que había tomado, y recuerdo no haber emitido una palabra durante el regreso a mi ciudad.

Al día siguiente, intentando hacer vida normal, siento una dureza en mi vientre que me alarmó. La panza estaba dura y me sentía mal. La fiebre aumentaba y recuerdo haberme desmayado luego de ir al baño. Luego de esa especie de shock, me despierto sin sentir las piernas. Como pude llegué al baño, al mirarme al espejo y ver lo demacrada que estaba, vuelvo a desmayarme. Cuando desperté, me tuve que arrastrar hacia el teléfono para pedir ayuda a mi hermana, quien me vino a socorrer y me llevó al médico. Entré de urgencia en cirugía, porque la infección que tenía había sido producto de los pedazos del feto que habían quedado adentro mío. De todo lo que me dijo el médico luego de ir a verme tras la intervención, sólo recuerdo que dijo: ‘estás viva de milagro’. Entre otros detalles de este milagro de estar viva, fue que el útero quedó en perfectas condiciones, lo cual me permitiría ser mamá en el futuro. La sensación de culpabilidad fue terrible, preguntándole a Dios en silencio por qué me había perdonado y dado esta oportunidad siendo que yo había hecho tan mal las cosas.  Fue lo único que pensé”.

“El proceso de culpabilidad continuaba y se transformó en vergüenza. Y esa vergüenza fue lo que me tampoco me permitía volver a Dios porque me sentía indigna. Mi depresión se profundizó. El cambio de trabajo y de ciudad no atenuó eso y la pasé muy mal durante mi estadía en Buenos Aires”. Pero, tras varios intentos de querer volver a Dios y dejarse vencer por las circunstancias, finalmente, en 2013, Belén toma la firme decisión de regresar a su primer amor, ese que la puso donde hoy está, pero que por decisiones erróneas, provocó un paréntesis de varios años en los que los sinsabores de la vida se quisieron adueñar de ella.

“Las cosas empezaron a acomodarse”, sigue relatando Belén. “Y entre todo ese emprolijamiento, conozco a Nicolás, quien es hoy mi marido. Yo jamás pensé que un hombre cristiano podría quererme siendo lo que yo era y lo que había hecho. Hoy disfruto de un feliz matrimonio”.

Por supuesto, ese regreso a las fuentes hizo que Belén tomara los tragos amargos de la vida de otra forma. Tras la enfermedad de su madre, no dio lugar a que revoloteen los fantasmas del pasado y en cambio, comenzó a escribir canciones en las que pudiera reflejar su relación con Dios. “La canción ‘Amada’ fue la primera que me salió”, cuenta. “Y también ‘Vengo a adorarte’.  Esas canciones marcaron mi vida porque fueron las que me permitieron perdonarme a mí misma y, aunque suene tonto, me permitieron recibir el perdón de Dios, el cual yo aun no había aceptado aunque Él ya lo había hecho. En ese tiempo, finales de 2016, fue cuando comencé a hablar del tema del aborto ya que hasta ese momento era un secreto que en mi familia conocía solo mi marido.

En todo ese tiempo Dios me fue dando canciones. Yo no entendía por qué, no me planteaba esto de grabar un disco. Pero a pesar de diferentes situaciones que golpearon a mi familia, Dios me fue llevando a componer más canciones y a plasmarlas en lo que hoy es este disco prácticamente testimonial. Con la ayuda de Pablo González, de Supercielo, se fueron dando las condiciones para que pueda grabar el disco y hacer el videoclip de ‘Tu sangre’, la canción que da título a este disco”.

El debate por la despenalización del aborto que tuvo lugar el año pasado en la Argentina, propició diversos escenarios con las Marchas por la Vida. Belén participó en una de las realizadas en Tandil, contando por primera vez su historia. “Sentí que ese era el momento de contarlo, y entendí el sentido de todo lo que había vivido en ese tiempo. También significó cerrar un proceso y hoy puedo hablar libremente de este episodio, sabiendo que ayudará a muchas mujeres que se encuentran en la situación en la que yo me encontré en su momento”.