Un total de 390 casas y 55 iglesias cristianas, serán reconstruidas en el centro y sur de Puerto Rico, luego de que en septiembre del año 2017 un huracán llamado “María” acabara con todo a su paso y aún en esta fecha se observa la afectación, en lo material y emocional.
El equipo que se está haciendo cargo de esta reconstrucción es la Asociación Evangélica Billy Graham (AEBG), a través de su ministerio de socorro “la Bolsa del Samaritano”. Tom Ovington, gerente del Programa de Ministerio de AEBG para Puerto Rico, dijo que el proceso de recuperación de los templos inició en marzo, y desde entonces no han cesado los trabajos. También explicó que la mayoría de las casas no eran de hormigón y, por eso, no resistieron a los fuertes vientos.
La AEBG no solamente está brindando ayuda desde el punto de vista económico, de ingeniería y construcción, sino que también decidió apoyar a distintas familias en lo psicológico y espiritual; entre este grupo existen pastores que en algunas oportunidades decaen ante la situación que viven en el lugar. “Algunas congregaciones sufrieron un gran daño y los miembros no tuvieron como ofertar, pues, están reparando sus propias casas”, manifestó Ovington.
Proyecto y planificación
La Bolsa de Samaritano está actualmente trabajando en un proyecto que instala paneles de captación de energía solar en la ciudad de Yabucoa, en Puerto Rico, tomando en cuenta que en este lugar el suministro de electricidad aún no ha sido totalmente restaurado, el huracán “María” hizo estragos en el sistema eléctrico y se trata de un servicio muy difícil de recuperar.
El hijo de Billy Graham y uno de los líderes de la organización, Franklin Graham, manifestó la importancia de dejar claro a las personas en Puerto Rico que no se les ha olvidado, y que Dios los ama inmensamente. “Estamos en este país desde el día de la caída del huracán y continuaremos ayudándoles a reconstruir sus vidas”, resaltó Graham.
Cabe destacar que uno de los templos que se está restaurando, es la Iglesia Cristiana Carismática Monte De Sión, de 45 miembros. El techo del templo fue totalmente arrancado por los vientos. Más de 30 centímetros de agua inundaron el lugar, destruyendo buena parte de los muebles.
El pastor de la mencionada iglesia, Roberto Vega Santiago enfatizó: “Nos ayudaron con el tejado y a conseguir ventanas. Ayudaron con las tuberías, el hilado, el cemento, las barras de acero. Sin ellos no podríamos haber hecho nada. Dios los mandó para que consigamos reconstruir la iglesia”.
Vega Santiago explicó que la iglesia intentó reconstruir el templo por su cuenta y solicitó préstamos de algunas instituciones, incluyendo una entidad gubernamental y un banco privado, pero fueron rechazados por no poder ofrecer las “garantías”.
Por Andreina Fersaca
