Ilustraciones encontradas en un libro que durmió durante décadas en un depósito municipal de una pequeña ciudad del norte de Israel, y recientemente restauradas, muestran cómo podría haber lucido, a los ojos de sus contemporáneos, el primer Templo de Jerusalén.
Y el libro, del que se conocen solamente cinco ejemplares (uno de ellos en el Museo del Louvre, en París), fue mandado a preparar por el barón Edmond James de Rothschild para entregarlo como regalo para pobladores de las colonias agrícolas judías que se instalaron en la zona a fines del siglo XIX.
Ese ejemplar «todavía estaría allí, si la ex archivista de la ciudad, Hanna Chopin, no lo hubiera encontrado algún día: una vez que comenzó a hojear las páginas, ella supo al instante que tenía un libro muy especial en sus manos«, cuenta la Biblioteca Nacional de Israel en su sitio de internet.
Uno de los expertos de la biblioteca, Amit Naor, reconoce que, «de hecho, sabemos muy poco sobre estos libros».
Lo que sí se puede afirmar, continúa, es que «después de que Chopin encontró la copia de Rosh Piná en su estado deteriorado, el libro fue restaurado en el laboratorio de la Biblioteca Nacional en el 2013», y más tarde devuelto a la ciudad norteña, donde permanece actualmente.
Además de ser un libro rarísimo, sus páginas contienen «ilustraciones vívidas de la estructura arquitectónica más importante de la historia judía: el Templo» de Salomón, señala Naor.
Según cuenta el experto, el libro fue escrito originalmente por dos eruditos franceses, Charles Chipiez y Georges Perrot. Chipiez era arquitecto e historiador de la arquitectura y Perrot arqueólogo.
Rothschild, quien «se interesó especialmente en Jerusalén y el Templo, descubrió el libro cuando se exhibió en una exposición en París, e inmediatamente compró una serie de copias que se dirigieron a las colonias agrícolas en la Tierra de Israel, tan cercanas a sus sentimientos», relata el experto de la Biblioteca Nacional.
En su primer capítulo, el libro de Chipiez y Perrot describe la historia del Templo, las estructuras que lo rodeaban y la topografía local. En el segundo, los autores explican qué fuentes se utilizaron para reproducir la apariencia del Templo.
El tercer capítulo describe el Templo mismo de acuerdo con los versículos encontrados en el libro de Ezequiel, y el cuarto y último capítulo describe lo que los autores creían que era el palacio de los reyes de Judá (la Casa del Bosque del Líbano), según sus propias investigaciones.
Pero lo más destacado del libro, afirma Naor, «es su apéndice: grandes y magníficas ilustraciones del Templo y de la Casa del Bosque del Líbano construida por el Rey Salomón, según cuenta el primer Libro de los Reyes».
Las páginas del libro, incluyendo las ilustraciones, se pueden consultar en el website de la Biblioteca Nacional de Israel, aquí.
Fuente: Unidos por Israel