Muchas veces emprendemos proyectos en los cuales pensamos que seremos exitosos. Sin embargo, si fallamos, es fácil buscar culpables. Es cierto que en ocasiones hay factores externos que no podemos controlar; pero esto no implica que debemos desligarnos de la responsabilidad.
El salmista dijo que le era bueno fallar porque así aprendería las consecuencias de sus acciones. Reconoció que iba por un mal camino y que podía cambiarlo para agradar a Dios y tener éxito en la vida (Salmos 119:6-7).
No permita que el miedo al fracaso le robe la productividad y el gozo en la vida. Esté dispuesto a fallar y aprenda de su experiencia. Usted no puede tener una vida perfecta sin cometer algunos errores. La Biblia usa un lenguaje agrícola para decir que para mantenerse productivo hay que soportar un granero desordenado. Sin bueyes el granero está vacío (Proverbios 14:4). Pero donde haya bueyes, habrá desorden. ¿Prefiere ser productivo o tener un granero ordenado?
La clave para vivir audazmente la vida es estar dispuesto a correr riesgos. Eso puede asustar por momentos. Incluso cuando usted elige vivir la vida audazmente, a veces tendrá miedo. El salmista declaró: “En el día que temo, yo en ti confío” (Salmos 56:3). La manera en que usted puede vencer el miedo al fracaso es enfrentando su miedo y vivir una vida feliz, productiva y audaz.
Aprendamos de los fracasos
1. Busca el origen: Identifica el motivo por el cual fallaste. Tal vez tu error residió en la planificación, en lo preparado que estabas, la forma en cómo ejecutaste tu plan, o simplemente cómo reaccionaste ante los problemas que surgieron. El descubrir el motivo por el cual no tuviste éxito te ayudará a hacerlo mejor la siguiente vez.
2. Busca consejo: No puedes hacerlo todo solo. Buscar el consejo de una persona objetiva te ayudará a tener una mejor perspectiva. Las personas externas a tu proyecto tienen una mejor vista de lo que ocurre; así que sus comentarios te pueden ser de utilidad. Tienes que estar abierto a las sugerencias que puedan darte, y no te desanimes si no recibes la crítica que esperabas.
3. ¡Sigue intentando!: El haber fallado una vez no significa que debas rendirte. Los mejores inventos y progresos en la historia se hicieron gracias a que existieron personas que no se dieron por vencidas.
4. Orar: “Podemos hacer nuestros propios planes, pero la respuesta correcta viene del Señor.” (Proverbios 16:1) Nuestros planes no pueden prosperar si no están en los planes de Dios. Por lo tanto, no olvides estar en constante comunicación con Dios.
Por Andreina Fersaca