Aprende a vivir con las ofensas

Las ofensas son inevitables. En nuestro andar encontraremos personas que no les parece algo que hicimos y se dirigirán hacia nosotros con palabras ofensivas, otros simplemente se hacen nuestros enemigos por hacer lo correcto y otros simplemente nos miran con desprecio sin ninguna razón.

Ofender quiere decir chocar o atacar. Es hacer que una persona se sienta despreciada o humillada mediante palabras o acciones. Existen hombres y mujeres que viven ofendiendo a otras sin razón alguna, lo peor del caso es que poseen desconocimiento tal que no les permite entender el daño que causa las palabras que salen de su boca hacia los demás.

“El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos”. Proverbios 17:9. Esas personas que practican las malas palabras hacia los demás se convierten en agentes divisorios, además siembran dolor y humillación.

Cuando estamos heridos, nuestro corazón es vulnerable a todas esas malas palabras y la tristeza invade nuestras vidas.

Es importante que tengamos un corazón blindado, que estemos fortalecidos en Dios, porque las ofensas siempre vendrán de parte de algunas personas, o tal vez malas miradas o acciones negativas, pero cuando permanecemos en Cristo, Él se encargará de la justicia y nosotros de perdonar.

“Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial”. Mateo 6:14. “Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. Efesios 4:32

Por Andreina Fersaca