Muchas veces vivimos tan deprisa que no nos detenemos a pensar en lo privilegiados que somos. Tal vez en algún momento nos hemos quejado de algo que nos falta y dejamos de agradecer a Dios por todas esas cosas que nos ha dado.
Actualmente, el mundo se enfrenta a un virus, este nos ha hecho valorar la importancia de un abrazo, de una conversación cara a cara, de ir un domingo a la iglesia o celebrar un cumpleaños. Esta era parte de la rutina que podía vivir cualquier persona normalmente y ahora son un privilegio el poder disfrutarlas.
Este tiempo ha sido de gran enseñanza para valorar nuestro hogar, a lo mejor un poco pequeño pero que es de tu propiedad, a tus hijos, tal vez algo inquietos o desordenados pero están sanos y son tu compañía y alegría en este momento.
¿Te has detenido a pensar en lo privilegiado que eres hoy? Puedes respirar, caminar, tienes un hogar para descansar, una familia a la cual amar, una mesa para comer. La grandeza del Señor no tiene límites y sea cual sea tu situación siempre hay uno o más motivos para mirar al cielo y agradecer al Creador por todas sus bendiciones.
Así que no te afanes por eso que te falta, trabaja en conseguirlo pero con calma y vive agradecido, no te preocupes por lo que vendrá, la Palabra nos enseña que cada día trae su propio afán y que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia que todas las demás cosas serán añadidas. Mateo 6: 33-34
Empieza hoy mismo a agradecer y a valorar todas las cosas que Dios te ha dado. No esperes perder algo para aprender el valor de todo lo que nuestro Padre Celestial te ha regalado.
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5
Por Rossmary Valladares