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Aprende a disfrutar y agradecer los buenos momentos

Nuestra vida está compuesta de triunfos y fracasos, alegrías y penas, de trabajo y descanso. Lo importante de todo esto es aprender a vivir sabiamente, manteniéndonos en sintonía con el Padre para saber qué hacer en cada caso y para vivir en plenitud cada momento, sabiendo que todo es don de Dios. Él es soberano, dispone y tiene el control de todo, el tiempo de cada cosa está en sus manos y cada experiencia humana tiene su razón de ser.

Debemos disfrutar y gozarnos de los buenos momentos, en tiempos de angustia buscar el rostro de Dios y poner en Él toda nuestra esperanza. Pablo entendió esto y aprendió a vivir en contentamiento sin importar cual fuera la situación. Filipenses 4:11 “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.

Hay dos maneras de enfrentarnos a la vida: con fe o sin ella, y depende absolutamente de nosotros. Si vivimos por fe siempre esperaremos en Dios, pues sus caminos y pensamientos van más allá de los nuestros, sus planes y propósitos son eternos. Si vivimos sin fe, sólo visualizaremos lo temporal y terrenal y no podremos trascender a lo eterno, veremos la vida insípida y sin esperanza.

Debemos sacar provecho a cada situación, pues lo que hoy se hace quizás mañana se deshace. Él ha hecho todo hermoso en su tiempo mostrando la benevolencia con el ser humano y también ha puesto eternidad en nuestro corazón para que trascendamos espiritualmente a través de sus verdades eternas que nos llenan de esperanza y de certeza de un futuro con Él. Quizás no alcanzamos a comprender sus planes y pensamientos para nosotros. Dice su Palabra 1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

¿Qué nos impide gozar de todo lo que Dios nos da? No encontrar el sentido a la vida y el propósito para el cual Dios nos escogió, vivir despreocupadamente sin pensar en que hay un futuro eterno que nos espera. Recordemos que Dios juzgará todas las cosas y la manera como vivimos mientras estemos aquí en la tierra, llenemos entonces de sabiduría nuestro corazón y alegrémonos en sus obras en el aquí y ahora. Vivamos el presente y dejemos nuestro futuro en manos de Dios.

“¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”. Eclesiastés 3:9-14

Por Andreina Fersaca