En ocasiones observamos que en nuestra vida hay un área que no es productiva, es decir que se encuentra “estéril”. Pasan los días, meses y años y pareciera que todo está igual, estancado y sin rastros de que nazca algo nuevo. La salud, economía, empresa, política, estudios, trabajos y otras áreas siguen allí en el mismo lugar, tal vez no han arrancado o quizás iniciaron pero no crecieron.
En la Biblia observamos varios casos de esterilidad en mujeres que recibieron una Palabra de Dios que decía que sus vientres serían fuente de bendición. Ellas a pesar de que eran “estériles” confiaron en que el Señor les prometió abundancia y productividad. Abrahán, Isaac y Jacob fueron los esposos de esas mujeres que junto a ellos se levantaron y creyeron en la Palabra del Señor.
Cuando se activaron en fe, las cosas empezaron a cambiar y ocurrió el milagro de la productividad. Ellas fueron fuente de vida y confiaron en Dios. Como hombres y mujeres estamos llamados en prevalecer sobre la escasez, pobreza, la enfermedad o cualquier situación que se nos presente.
Tal vez en algunas ocasiones lleguemos a experimentar que pueda existir como “una pared” que evita el nacimiento de algo nuevo en nuestras vidas, pero dependerá de nosotros derribar esa circunstancia para que comience la prosperidad y la abundancia.
La fe será un factor determinante para romper con la oposición que tengamos en cualquier área. Dios nos dará la fuerza, las estrategias y los recursos para lograr no solamente que nazca algo nuevo y hermoso, sino que sea fructífero, se multiplique y bendiga la vida de millones. Por ejemplo, debemos anhelar la productiva financiera y empresarial, la salud, el amor, el perdón, la hermandad, la paz y todo aquello que trae estabilidad para nosotros y nuestra familia.
Por Andreina Fersaca