La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), expresa su dolor por la desaparición del A.R.A. San Juan con sus 44 tripulantes, ocurrido el último 15 de noviembre en el Atlántico Sur. Personas que, con ahínco y dedicación, cumplieron el deber de ser custodios de la Soberanía Nacional.
Rogamos a Dios por el consuelo que viene del poder del Cristo Resucitado, en favor de los familiares y amigos. También por los integrantes de las Fuerzas Armadas que hoy, como el país, se encuentran atravesando la prueba del dolor. Rogamos que el Señor, traiga PAZ a los corazones, que los fortalezca ante la impotencia que produce el no hallazgo de los 44 tripulantes. Las Sagradas Escrituras instan a “llorar con los que lloran”, por lo que nuestros corazones se conduelen ante tanto dolor.
El Apóstol Pablo dijo: «Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren». (2 Corintios 1:3-4). Nuestro deber es consolar a todos los que sufren, porque Él nos consuela a nosotros. Los tripulantes cumplieron su deber, cumplamos nosotros el nuestro.
Queremos acercarnos a los familiares y amigos de los 44 miembros de la tripulación, cada uno muy afectado por la desaparición de un ser querido. El dolor lo llevamos todos los argentinos, el mismo que nos une sin importar credo o condición. Hacemos extensivo un saludo en la esperanza de nuestra Fe Cristiana, a la familia del Cabo principal David Adolfo Melián, quien pertenecía a la congregación de la Iglesia Asamblea Cristiana de Santiago del Estero.
Frente a este difícil momento, como pueblo argentino y como pueblo cristiano, nos ponemos de pie unidos para darles contención, amor, consuelo, y nuestros brazos para llorar juntos. Honrando las vidas de aquellos que, sin esperar nada a cambio, lo dieron todo por la Argentina.
Pedimos PAZ para nuestro país y rogamos a Dios por nuestra patria para que busque su rostro y camine firme hacia el destino de grandeza que anhelamos como nación.