7 versículos de la Biblia acerca de dar a Dios el primer lugar

Dar a Dios el primer lugar

Dar a Dios el primer lugar tal como lo menciona Deuteronomio 6:4 debe ser nuestro anhelo cada día. Le adoramos porque un día le conocimos y le entregamos nuestras vidas. Para sus hijos Él es el primero y está por encima de cualquier gobierno y autoridad.

A través de estos versículos se enfatiza la importancia de poner a Dios en primer lugar en nuestra vida, amarlo con todo nuestro ser y buscar Su voluntad en todas las áreas de nuestras vidas.

Mateo 22:37-40: «Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas».

En estos versículos, Jesús destaca la importancia de amar a Dios con todo nuestro ser y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Estos dos mandamientos resumen toda la ley y la enseñanza de los profetas.

Efesios 5:15-17: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor».

Pablo nos anima a vivir de manera sabia y a aprovechar bien el tiempo que se nos ha dado, buscando conocer y seguir la voluntad de Dios en todo momento.

Salmo 37:4: «Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón».

Al deleitarnos en Dios le estamos reconociendo como el único Dios y Señor de nuestras vidas, reconociendo así que solo encontramos nuestra plena satisfacción en Su presencia y Él responde a nuestras peticiones conforme a Su voluntad, pues nuestros deseos se alinean con los suyos.

1 Juan 5:3-4: «Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe».

Amar a Dios implica obedecer Sus mandamientos, pero la obediencia no debe ser una carga para nosotros, ya que, por nuestra fe en Cristo, vencemos al mundo y encontramos la victoria.

Efesios 5:10-11: «Comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas».

Como seguidores de Cristo, debemos discernir lo que es agradable al Señor y rechazar las obras malas y pecaminosas de la oscuridad que nos pueden dañar y llevar a perdición. Cuando nuestra vida es agradable a Dios todo aquello que quiera robarle el primer lugar en nuestras vida, inmediatamente debe ser apartado y reprendido.

Colosenses 3:1-3: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios».

Al resucitar con Cristo, nuestra perspectiva debe estar centrada en las cosas celestiales y eternas, no en las cosas terrenales y temporales, porque nuestra verdadera vida está en el Cielo.

1 Corintios 6:19-20: «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios».

Estos versículos de Corintios nos recuerdan que, como creyentes, el Espíritu Santo habita en nosotros y que hemos sido comprados por el sacrificio de Cristo en la cruz. Por tal razón, debemos honrar y glorificar a Dios tanto con nuestro cuerpo como con nuestro espíritu, los cuales son de Dios. Cuando cuidamos nuestro cuerpo, lo alimentamos de manera saludable, cuidamos nuestros pensamientos, guardamos nuestro corazón, estamos reconociendo y dando a Dios el primer lugar en nuestra vida.

Por Rossmary Valladares

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