5 cosas que roban el gozo

cosas que roban el gozo

La Biblia nos insta a que debemos estar gozosos, pero a menudo es más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo cuando estamos en esos momentos más difíciles. Hay una serie de cosas que nos pueden robar el gozo y las cuales debemos reemplazarlas con la verdad y el amor de Dios.

La Biblia nos muestra muchas claves para vivir una vida de gozo. El Salmo 16:11 nos dice: “me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. ¿Puedes identificar esas cosas que están robando tu gozo? La buena noticia es que es posible vivir con gozo aunque todo a nuestro alrededor no esté perfecto.

1.- La comparación:

La comparación es destructiva, desgastante y dañina para nosotros y para nuestra autoestima. La comparación nos hace infelices y nos lleva a rechazar quiénes somos. Uno de los motivos por el que nos comparamos, es para darnos cuenta de aquellas cosas que nos gustaría tener o alcanzar. El gran problema es que la propia comparación no nos permite valorar aquello que Dios nos ha entregado individualmente, minimizando nuestros propios dones, talentos y virtudes a través de la comparación.

Actualmente las redes sociales han generado un alto impacto con respecto a la comparación. Sin embargo, muchas personas solo muestran una pequeña parte de su vida y no toda su realidad. Así que, recuerda que eres único, amado y creado por un Dios perfecto, que dio su vida por ti para que vivas lleno del gozo y la paz que solo él puede darte.

2.- Miedo al futuro:

Muchas personas sienten un miedo excesivo al futuro y se quejan de cosas que pudieron hacer en el pasado y no hicieron. Hay muchas situaciones cotidianas que están cargadas de incertidumbre, ya que no podemos tener el control de todo. Debemos aprender a descansar en Dios, sino viviremos en una constante inquietud de no saber qué pasará.

No dejes que el miedo al futuro te paralice y te impida cumplir lo que Dios ha planeado para ti, deja que el gozo del Señor sea tu fortaleza todos los días.

3.- La amargura:

La Biblia nos dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia y toda malicia”. Además nos dice cómo lidiar con esa amargura y sus frutos, siendo benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo (Efesios 4: 31-32). La amargura se roba el gozo, pues está lleno de esos sentimientos de enojo, ira desenfrenada que a menudo conduce a las constantes peleas y discusiones. Si la amargura está robando tu gozo entrégala al Señor y pide perdón, no permitas que “raíces de amargura” crezcan en tu corazón y te aparten del gozo del Señor.

4.- El perfeccionismo:

Hacer las cosas con excelencia es bueno, pero el exceso de perfeccionismo puede hacer que te propongas metas inalcanzables y pocos razonables de cumplir. Una persona perfeccionista suele experimentar altos niveles de malestar emocional en su vida cotidiana. Además, no debemos olvidar que el perfeccionista no lo es solo consigo sino también suele ser muy exigente con los demás, y esto, puede ocasionar problemas en cualquier entorno.

Es cierto que la Palabra de Dios nos llama a ser “perfectos” como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto (Mateo 5:48). Pero esa perfección es obra de Dios en nuestras vidas. Él nos creó, nos salvó y es fiel para perfeccionarnos.

5.- El pecado:

El pecado es una de las principales cosas que nos roban el gozo. No puede haber gozo sin santidad, ni pureza. El pecado nos separa de Dios, puesto que Dios es santo y justo; Él no puede tolerar el pecado. Por esto, aun cuando comentamos una pequeña transgresión esto puede crear una barrera entre nosotros y Dios. El pecado hace que perdamos ese gozo de nuestra salvación.

En 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia”. Es importante aprender a confesar nuestros pecados cada día sin demora y arrepentirnos si hemos fallado, es un buen hábito que debemos desarrollar. No hay que esperar y dejar que el pecado se estacione en nuestras vidas. Cuanto más pronto confesemos nuestros pecados y debilidades al Señor, más rápido podremos disfrutar del gozo que solo él nos regala.

Por Rossmary Valladares

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