4 Madres de la Biblia que nos dejaron un legado

Madres de la Biblia

En el diseño de Dios para la mujer se consideró el privilegio de la maternidad. El don de dar a luz en el vientre se da sólo a las mujeres. Dios puso en ellas un corazón de amor infinito por sus hijos. Es ella quien refleja en la tierra un amor tan puro y desinteresado, como el amor de Dios por nosotros, sus hijos. Es la madre quien enseña a su hijo y pone los cimientos de su vida con su ejemplo. Esta influencia comienza cuando son niños y continúa perdurando hasta su vida adulta.

Por ese amor tan grande que las madres nos regalan, compartimos estas 4 madres de la Biblia que nos dejan una hermosa enseñanza de fe y obediencia:

Jocabed: Madre obediente

El nombre de Jocabed significa “Jehová es Gloria”, esta fue una mujer probada en su obediencia y movida por el corazón de Dios. Esta madre al igual que muchas de nosotras, enfrentó infinidad de retos en la vida, sin embargo, fue una mujer obediente.  Ella no se enfocó en las dificultades,  no se enfocó en el tiempo que vivía, ella decidió, porque creyó plenamente en el propósito de Dios.

“La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; esta dio a luz a Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana”. Números 26:59

María: Bendita entre todas las mujeres

Desde muy joven fue escogida por Dios para dar a luz al Salvador del mundo. María tenía un corazón dispuesto, enfocado totalmente en Él. Estas cualidades humildes preparaban a María para una misión única, la misión de llevar en su vientre a Jesús. María fue una mujer extraordinaria al igual que tú lo eres y de la cual podemos aprender grandes cosas. De ella podemos aprender el gozo, el dolor, la risa, la nostalgia, la fe y el temor.

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Isaías 7:14

Ana: Mujer  de oración

Ana nos enseña el poder de la oración y Samuel fue la respuesta de Dios a la constante oración de ella. Deseosa por tener hijos pasaba largas horas orando frente al altar. Ana nos enseña que en medio de su aflicción se acercó a Dios para que pudiera calmar esa aflicción y poder hacer el milagro de concebir. Poseía una fe auténtica, pues estaba convencida que Dios la escuchaba. Además, era paciente, pues fue perseverante en la oración para esperar el milagro de su hijo.

“Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”. 1 Samuel 1:26-28

Eunice: Una mamá que inspira

Eunice era una mujer creyente casada con un hombre gentil, junto a su madre Loida poseían una “fe no fingida” que fue trasladada a Timoteo. Este fue el discípulo del Apóstol Pablo, compañero de viajes misioneros y luego pastor en Éfeso. Esta madre nos da testimonio de los maravillosos frutos que dan instruir a nuestros hijos en la Palabra de Dios y ejemplificarla en nuestras vidas. Eunice fue una mujer de fe genuina y piadosa. Era obediente a los mandatos de Dios y eso rindió frutos en la vida de su hijo Timoteo.

“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”. 2 Timoteo 1:5

Por Rossmary Valladares

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