Una persona promedio conoce unas veinte mil palabras y usa dos mil palabras diferentes por semana. Se dice, que los hombres y las mujeres pronuncian alrededor de 16 000 palabras al día.
Tus palabras son muy importantes, pero lo que más importa no es la cantidad de palabras que dices, sino el tipo de palabras que usas para expresarte, así como el propósito con el que las empleas. En el libro de Santiago, el apóstol expresó, que aunque la lengua es un miembro muy pequeño, es muy poderosa (Santiago 3:5). Nuestras palabras pueden ser usadas para bien o para mal, así como describe el apóstol.
Medita en cómo usas tus palabras, si para bien o para mal, para edificar o para destruir. A continuación compartimos 4 claves para usar tus palabras para el bien:
1.- Escucha palabras sabias:
Hay un valor en aprender palabras sabias, pues a medida que escuchamos palabras de sabiduría, esas mismas palabras van a brotar de nuestros labios. El libro de proverbios nos dice: “Retenga tu corazón mis razones; guarda mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca”, Proverbios 4:4-5
No basta con solo escuchar palabras de sabiduría, hay que ponerlas en práctica en nuestra vida. Practica las palabras de Dios y adquirirás sabiduría. Pide al Señor que te enseñe a crecer en sabiduría y escuchar diariamente palabras sabias, y a poner en practicar sus enseñanzas en tu vida.
«Si adquieres sabiduría e inteligencia de las cosas “Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado”, Proverbios 4: 8-9.
2.- Aférrate a las palabras de Jesús:
En los Evangelios podemos estudiar que Jesús pasó por todas las etapas de crecimiento de todo ser humano. Jesús también tuvo que crecer en sabiduría y si él al hacerse humano tuvo que constantemente crecer en sabiduría, ¿cuánto más nosotros debemos buscar sabiduría para hablar sabiduría? Nadie nace sabio, pero a medida que conocemos lo que Jesús enseñó a través del estudio de la Palabra, mayor será la transformación que veremos en nuestras vidas y en nuestras palabras.
“Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él”, Lucas 2:40.
3.- Pronuncia palabras que transformen vidas:
Como seguidores de Cristo se nos ha dado la tarea de llevar el transformador mensaje del Evangelio al mundo entero, “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”, Mateo 24:14.
Disfruta del gran privilegio de sembrar palabras de vida en aquellos que te rodean, ellas tienen el potencial de cambiar la vida de las personas de una manera radical con el hermoso mensaje de la Palabra de Dios
4.- Practica las palabras de Dios
La Palabra nos dice que Dios es la fuente de toda sabiduría, así que si queremos ser sabios de verdad debemos acercarnos a Dios y practicar sus palabras. Pide al Señor que las palabras que pronuncies cada día sean guiadas por el Espíritu Santo, que pueda guardar tus labios y lengua de hablar mal. Aun cuando suframos el agravio de otras personas usemos siempre la hermosa Palabra de Dios.
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre”, Santiago 3:13.