El año 2024 está por inciar y como cada año, la vida estará llena de retos que enfrentar y obstáculos que tendremos que superar. A menudo nos sentiremos abrumados y dudaremos de nuestra capacidad de salir triunfantes de diversas situaciones, ya que en medio de lo que nos toca enfrentar no vemos escapatoria, ni un poco de esperanza. Sin embargo, en medio de los más grandes desafíos que surgen, tenemos la capacidad de triunfar, gracias a la fuerza que Dios ha depositado en cada uno de nosotros.
Aquellos que nos mantenemos firmes en nuestra fe debemos reconocer que Dios está siempre presente en medio de nuestras pruebas, brindando la guía necesaria para superarlas.
Incluso cuando sentimos que estamos solos en la batalla, no estamos solos. Nuestro Padre Celestial está a nuestro lado, guiándonos hacia el triunfo. Solo gracias a él podemos alcanzar la victoria. La Palabra de Dios nos recuerda en Josué 1:9: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.
En medio de un panorama caracterizado por lo incierto y los obstáculos, particularmente a medida que nos acercamos al umbral de un nuevo año, la fe es la base para descansar en los brazos de nuestro Padre, quien tiene el control de nuestras vidas.
En lugar de fijarnos en las incertidumbres del mañana y sentirnos presionados a esforzarnos por alcanzar el éxito, busquemos depender del Señor en el momento presente. Al aceptar la guía de nuestro Padre, disfrutar de su compañía, aceptar el alimento que nos brinda y encontrar gozo en la obediencia, así podemos asegurar la verdadera prosperidad que buscamos.
Independientemente de lo que suceda el día de mañana, ya sea favorable o menos deseable a nuestro juicio personal, lo que realmente importa es nuestra fe inquebrantable en el plan de nuestro Padre Celestial. Si permanecemos firmemente arraigados en Su verdad, guiados por Su voluntad y equipados con la fuerza de Su Espíritu, podemos conquistar los desafíos que presenta cada día. Además, también podemos regocijarnos en los triunfos y las bendiciones que se nos aseguran mediante nuestra unión con Cristo Jesús.
«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal». Mateo 6:33-34
Nuestro objetivo final debe estar centrado en Cristo Jesús, con un compromiso inquebrantable de imitar su carácter y su forma de vida. Él es la piedra angular y la imagen de la justicia. Él es nuestra razón de ser, y todos los demás aspectos de la vida naturalmente encajarán en su lugar de acuerdo con los tiempos y planes divinos de nuestro Padre Celestial.
¡Feliz y Bendecido año 2024!